¿La imaginación como método de entrenamiento deportivo?
La Imaginación motora consiste en imaginar que el cuerpo realiza un movimiento sin llegar a ejecutarlo ni recibir información feedback del entorno, ni del propio cuerpo. La mera intención de realizar el movimiento parece activar áreas cerebrales comunes con las que se activan cuando se ejecuta realmente, y la repetición de esta tarea ayuda, entre otras cosas, a mejorar el control del cuerpo sin ejecutar movimientos, ha de suponerse que si un entrenamiento de este tipo es eficaz existen procesos comunes entre la ejecución y la imaginación de los movimientos involucrados.
En Ridderinkhof y Brass (2015) se sostiene que durante la imaginación motora el sistema motor puede entrenarse en modo off-line gracias a la activación de algún mecanismo consciente que emula inputs sensoriales, esto quiere decir que si asumimos que la sola imaginación de una secuencia de movimientos tiene influencia en una futura ejecución, podemos suponer que existen ciertos procesos comunes entre la imaginación y la ejecución.
Todo esto parte de que el cerebro es capaz de crear modelos-hipotesis de procesamiento previos para cumplir alguna tarea, dado por los "inputs" que se activan y vendrían siendo el aparato vestibular y el conjunto de receptores articulares y musculares, esos modulan los movimientos a realizar, y son aquellos que permiten predecir estímulos del exterior.
Tales activaciones se dan porque el cerebro es capaz de emular sensaciones. En este sentido, bajo la idea de que el cerebro es una máquina predictiva, sostienen que la información emulada permite al sistema motor probar los modelos-hipótesis sin generar movimientos, creando así un escenario de entrenamiento en el que el objetivo es reducir el error de las predicciones de los modelos-hipótesis sobre las sensaciones que se darían si se complementan las tareas imaginadas en el modelo
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